VALLADOLID / MADRID, AGENCIAS OVIEDO, P. Á.
Dos personas de la provincia de León han muerto a causa de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, la variante en humanos del mal de las «vacas locas», según confirmaron ayer fuentes de la Junta de Castilla y León.
Los fallecimientos se produjeron el 28 de diciembre de 2007 y el 7 de febrero de este año, según explicó Javier Castrodeza, director general de Salud Pública de la Junta de Castilla y León, quien se negó a facilitar detalles sobre los afectados. Sí se ha sabido que la víctima fallecida el 7 de febrero murió en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca, adonde había sido derivada desde León. Los muertos tenían 40 y 51 años.
Castrodeza subrayó que los dos decesos no tienen consecuencias epidemiológicas y no plantean problemas de salud pública. El director general insistió en que el diagnóstico de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob se realiza post mórtem, con la autopsia del paciente y el examen de su cerebro. Por eso no era posible confirmar la causa de los fallecimientos hasta que se dispuso de los resultados de los análisis. Castrodeza calificó de «conjeturas» las cábalas acerca de cómo pudieron contraer la enfermedad los fallecidos.
Entre tanto, el Ministerio de Sanidad sostiene que las fechas de las dos muertes, en 2007 y 2008, indican que el contagio se produjo por ingesta de tejidos contaminados antes de que el Gobierno español y la UE tomaran las medidas oportunas para evitar este mal. Según el comunicado del Ministerio, la aparición de casos esporádicos de la enfermedad no indica nuevos riesgos para la salud y entra dentro de las previsiones que se hicieron en toda Europa hace ya más de ocho años.
Las autoridades sanitarias consideran previsible que se registren algunos casos más en la UE, pero siempre como consecuencia de lo sucedido hace ya más de una década, enfatiza la nota de Sanidad. Se estima que el período de incubación de esta variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, desde el posible contagio, oscila entre cinco y diez años hasta la aparición de síntomas. Esto implicaría que en los casos dados a conocer ayer el contagio se produjo antes de que entraran en vigor las exhaustivas medidas de control establecidas tras la aparición de los primeros casos de «vacas locas» en el Reino Unido.
Por su parte, el presidente del Colegio de Veterinaria de España, Juan José Badiola, no descartó que en España se pueda producir algún caso más de enfermedad de las vacas locas, al tiempo que subrayó la seguridad del consumo de vacuno. Badiola se extrañó de la edad de uno de los fallecidos -51 años-, porque en general esta enfermedad afecta a personas menores de 40 años. El experto también se sorprendió de la cercanía de las fechas de ambas muertes.
Tres personas han perdido la vida en España a causa de la versión humana del mal de las «vacas locas». La primera víctima fue una mujer madrileña de 26 años, en 2005, a la que se suman los fallecimientos conocidos ayer de dos castellano-leoneses.
El trastorno en personas se relaciona con el consumo de carne de reses afectadas por una patología que se descubrió en el Reino Unido a mediados de los años ochenta y que ha causado unas 150 muertes, la mayor parte en países europeos. El primer fallecimiento se registró en Gran Bretaña en 1996.
Las Consejerías de Salud y de Medio Ambiente del Principado aseguraron ayer que los controles del mal de las «vacas locas» en el Principado «son rigurosos y fiables» y que, en consecuencia, los consumidores no han de albergar ningún temor.
Un comunicado de ambas consejerías indica que «desde 2001 en Asturias no han aparecido piensos contaminados ni nacido animales afectados por encefalopatía espongiforme». La nota agrega que en el Principado se llevan a cabo más de 30.000 análisis anuales. Según «Efe», Asturias era, con 64 hasta septiembre de 2007, la segunda comunidad autónoma con más casos de «vacas locas» desde que en 2000 se detectara el primero en España.
En cuanto a la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob en humanos, Salud indicó que los dos últimos casos datan de 2004. Tanto éstos como los anteriores (un máximo de cuatro casos en un año, 2003) corresponden a la variante clásica, y ninguno a la considerada la versión humana de las «vacas locas». La Consejería enfatiza que «este tipo de procesos están sometidos a una estrecha vigilancia por parte del sistema sanitario»
Fuente: La Nueva España
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